La necesidad de respuestas rápidas en momentos específicos es algo que se vive cotidianamente, por lo cual, estamos exigidos a un estado constante de preparación para cualquier duda o eventualidad.
La velocidad de respuesta genera confianza en el equipo de trabajo. Un respaldo entre personas y una comunicación continua entre todos aquellos involucrados en el proyecto, aumenta la productividad y ahorra tiempo valioso en el desarrollo de la tarea en cuestión.
La creativid
ad en la propuesta de soluciones es vital, pero no sobra la aplicación de filtros que determinen su validez, viabilidad, efectividad y economía de tiempo. No se hace mucho teniendo miles de ideas si no son factibles; es mejor una solución sólida que mil ideas sin pies ni cabeza.
La información debe transmitirse correctamente, la aclaración de dudas es necesaria y estar claros con lo que se desea realizar es una condición fundamental para llevar a punto cualquier proyecto. Preguntar cuando no se sabe es, prácticamente, de carácter obligatorio. Alguien debe conocer qué es lo requerido para trabajar, qué hace falta y cómo conseguirlo. La práctica de asesorarse y despejar dudas con las personas que tienen un mayor conocimiento sobre el tema debe estandarizarse.
Finalmente, parece obvio, pero en ocasiones nos lamentamos que no es de sentido común: que soluciones claras, seguras y concisas son lo que se requiere para un trabajo óptimo y efectivo.
Daniela Fernández